La casa de los espíritus narra la saga de una poderosa
familia de terratenientes latinoamericanos. El despótico patriarca Esteban
Trueba ha construido con una mano de hierro un imperio privado que empieza a
tambalearse a raíz del paso del tiempo y de un entorno social explosivo.
Finalmente, la decadencia personal del patriarca arrastrará a los Trueba a una
dolorosa desintegración. Atrapados en
unas dramáticas relaciones familiares, los protagonistas de esta portentosa
novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de toda una época.
La casa de los espíritus narra la historia de una familia latinoamericana
a través de cuatro generaciones, durante las cuales van sucediéndose un sinfín de
acontecimientos, tanto en el seno de la familia como en el contexto en el que
se desarrolla. Al inicio de la obra nos encontramos con una familia acomodada
que nos permite ir descubriendo el papel y la posición de cada uno de los
grupos sociales de la época (sumisión de la mujer, explotación de la clase
obrera, el poder del dinero, etc.). Poco a poco la estabilidad general se verá
truncada y las circunstancias nos conducirán a través de la historia de Chile
hasta el inicio de su dictadura.
Empecé la novela con las expectativas demasiado altas debido
a la popularidad y las buenas críticas de la misma, quizá por ese motivo no me
ha llegado a convencer.
Personalmente, se me ha hecho muy pesado el hecho de que los
diálogos sean prácticamente inexistentes, una historia narrada a través de
hechos y descripciones en ocasiones tediosas e innecesarias. Es una obra que
muestra perfectamente la ideología y circunstancias de la época que se narra,
que profundiza en aspectos históricos y culturales pero que no transmite. Los
personajes se han ido sucediendo tan rápidamente para poder presentarnos las
cuatro generaciones que cuando comenzabas a empatizar e identificarte con alguno
de ellos pasabas a la siguiente generación, con la consecuente presentación de
los siguientes y vuelta a empezar. En mi opinión quizá se ha centrado demasiado
en narrar la historia y no en crearla.
Un libro entretenido, en especial para aquellos a los que
les guste la historia y la política, pero que no recomendaría por la falta de
trama de sus personajes, a excepción del patriarca, el único que se mantiene
constante durante la historia.